miércoles, 3 de abril de 2013

El asfalto


 
Odio el asfalto.

Y esa indiferencia con la que me desafía cada mañana. Su mirada inquietante y continua, allá donde voy, me persigue. A veces me recuerda a la roca, a la tierra dura y espesa, que tan lejos está por debajo, y otras, me refleja, se burla de mí, de mi necesidad de pisarlo. Se cree necesario porque me sujeta, pero la realidad es, que son mis suelas las que no me dejan escaparme. Doy vueltas y vueltas, subo, bajo y cruzo la esquina, y allá donde miro siempre está, impasible, observándome. Se que cuando no miro el corre tambien para alcanzarme, y cuando no puedo más y me paro, el parece que nunca se ha movido.

Amo el cielo.
 
Nuria
 
 
 

martes, 19 de marzo de 2013

Querida calabaza

Calabaza, se acaba un nuevo día y como todas las tardes quiero despedirme de tí, quiero despedirme y darte las gracias una vez más por seguir aquí con nosotros, tú que podrías estar en la mesa de los ricos y de los poderosos, has elegido el humilde bancal de un pobre viejo para dar ejemplo al mundo, yo no puedo olvidar que en los momentos más difíciles de mi vida, cuando mi hermana se quedó preñada del negro o cuando me caparon el hurón a mala leche, sólo tú prestabas oídos a mis quejas e iluminabas mi camino.Calabaza, yo te llevo en el corazón.
 
 
Jose Luis Cuerda "Amanece que no es poco"

viernes, 15 de marzo de 2013

Lo quiero todo

Lo quiero todo,
todo es tanto
y tantas veces…

¡Se hace imposible!
Soñarte, perseguirte, tenerte, morirme.

Mentes dormidas, ¡soñad!
 
Si aún queda tiempo,
y si aún queda espacio,
pregúntame en un silencio que nadie escuche,
en nuestro silencio.

He elegido la locura a posta para conocerte,
para entrar más dentro de ti que tu sangre,
más cerca de tu cuerpo que el suelo,
y más cerca de tu mente que el aire.

Pero si no hay nada más, ¿Que espero?
¿Pan, agua, soles o estrellas?
Que todas ellas estén cuando tu sales,
a tu precioso mundo,
tu mundo inmenso, oscuro y tierno,
como la más podrida de las manzanas,
para este gusano que
vive
en
mí.

Voces dormidas, ¡sonad!
 
Decidme qué quiero oír,
porque no lo sé.

Tu espíritu es tan lejano a todo lo que conozco,
que desde entonces creo en la inmensidad del universo.
Creo en que me volvería aburrida
si algún día llegara a descubrir tus límites,
y tú los creyeras también.

Creo en la realidad igual que creo en los unicornios,
que creo.
Tanto que me perturba.

¿Por qué existes?,
¿Por qué existes todo el rato?,
¿Por qué existes en todas partes?,
¿Por qué eres una neurona de mi mente?,
¿Por qué eres mis huesos?,
y también, ¿por qué eres a la vez real, dentro de tu cuerpo?

Sólo una inteligencia y un espíritu como el que te acompañan,
pueden ser a la vez carne y
M

S
I
C
A.

A veces creo que el mundo es demasiado pequeño para contenerte.
Pero a la vez te llenas de mundo,
mundo que a mí me arrastra junto al resto,
todos mezclados,
yo, plantas, piedras y animales.

Yo, que presumo de ser tan poco terrenal,
como el vuelo de un pájaro,
de repente caigo al suelo.
Mis dudas son las raíces de este árbol,
sin ramas ni flores,
mi querido árbol que no parece un árbol.
Mi odiado yo, que no lo parece;
mi querido yo, que tampoco.

Ese es el secreto,
no hagas caso a evoluciones ni genomas.
Algún día alguien explicará lo inexplicable,
pero nunca nadie podrá explicarME,
ni explicarTE,
ni explicarNOS.

Solo saben de palabras inventadas,
nombres dados a cosas creadas,
números ordenados,
no me importan.
Tú rompes el perfecto y aburrido equilibro del mundo,
con tus imperfecciones.

Eres un salto tan tremendo,
un mundo tan grande,
que me desborda.

Y yo, ¿qué otra cosa puedo hacer, aparte de perseguir estrellas?


Nuria

martes, 5 de febrero de 2013

Escrito a cada instante

Ha muerto
acribillado por los besos de sus hijos,
absuelto por los ojos más dulcemente azules
y con el corazón más tranquilo que otros días,
el poeta Leopoldo Panero,
que nació en la ciudad de Astorga
y maduró su vida bajo el silencio de una encina.
Que amó mucho,
bebió mucho y ahora,
vendados sus ojos,
espera la resurrección de la carne
aquí, bajo esta piedra.


Epitafio de Leopoldo Panero (1909-1962)

martes, 22 de enero de 2013

Abro la mañana

Abro a la mañana de un blanco lunes
la ventana, y la calle indiferente
roba entre su luz y sus rumores
mi presencia infrecuente entre las hojas.
Este moverme... en días totalmente
fuera del tiempo que parecía consagrado
a mí, sin regresos ni paradas,
espacio lleno todo de mi estado,
casi prolongación de la existencia
mía, de mi calor, del cuerpo mío...
y se ha truncado... Estoy en otro tiempo,
un tiempo que dispone sus mañanas
en esta calle que yo miro, ignoto,
en esta gente fruto de otra historia.
 
Pier Paolo Pasolini
Versión de Delfina Muschietti

miércoles, 9 de enero de 2013

El origen de las especies

Existen organismos que se reproducen y la progenie hereda características de sus progenitores, existen variaciones de características si el medio ambiente no admite a todos los miembros de una población en crecimiento. Entonces aquellos miembros de la población con características menos adaptadas (según lo determine su medio ambiente) morirán con mayor probabilidad. Entonces aquellos miembros con características mejor adaptadas sobrevivirán más probablemente.


Wallace y Darwin 

Darwin, El Origen de las especies

Si sobrevives

Si sobrevives, si persistes, canta,
sueña, emborráchate.
Es el tiempo del frío: ama,
apresúrate. El viento de las horas
barre las calles, los caminos.
Los árboles esperan: tú no esperes,
este es el tiempo de vivir, el único.
 
Jaime Sabines (México)

martes, 1 de enero de 2013

La chica mas guapa de la ciudad

Cass era la más joven y la más guapa de cinco hermanas. Cass era la chica más guapa de la ciudad. Medio india, con un cuerpo flexible y extraño, un cuerpo fiero y serpentino y ojos a juego. Cass era fuego móvil y fluido. Era como un espíritu embutido en una forma incapaz de contenerlo. Su pelo era negro y largo y sedoso y se movía y se retorcía igual que su cuerpo. Cass estaba siempre muy alegre o muy deprimida. Para ella no había término medio. Algunos decía que estaba loca. Lo decían los tontos. Los tontos no podían entender a Cass. A los hombres les parecía simplemente una maquina sexual y no se preocupaban de si estaba loca o no. Y Cass bailaba y coqueteaba y besaba a los hombres pero, salvo un caso o dos, cuando llegaba la hora de hacerlo, Cass se evadía de algún modo, los eludía.

Sus hermanas la acusaban de desperdiciar su belleza, de no utilizar lo bastante su inteligencia, pero Cass poseía inteligencia y espíritu; pintaba, bailaba, cantaba, hacía objetos de arcilla, y cuando la gente estaba herida, en el espíritu o en la carne, a Cass le daba una pena tremenda. Su mente era distinta y nada más; sencillamente, no era práctica. Sus hermanas la envidiaban porque atraía a sus hombres, y andaban rabiosísimas porque creían que no las sacaba todo el partido posible. Tenía la costumbre de ser buena y amable con los feos; los hombres considerados guapos le repugnaban: "No tienen agallas -decía ella-. No tienen nervio. Confían siempre en sus orejitas perfectas y en sus narices torneadas... todo fachada y nada dentro..." Tenía un carácter rayando la locura; Un carácter que algunos calificaban de locura.
 
 
Charles Bukowski