miércoles, 3 de abril de 2013

El asfalto


 
Odio el asfalto.

Y esa indiferencia con la que me desafía cada mañana. Su mirada inquietante y continua, allá donde voy, me persigue. A veces me recuerda a la roca, a la tierra dura y espesa, que tan lejos está por debajo, y otras, me refleja, se burla de mí, de mi necesidad de pisarlo. Se cree necesario porque me sujeta, pero la realidad es, que son mis suelas las que no me dejan escaparme. Doy vueltas y vueltas, subo, bajo y cruzo la esquina, y allá donde miro siempre está, impasible, observándome. Se que cuando no miro el corre tambien para alcanzarme, y cuando no puedo más y me paro, el parece que nunca se ha movido.

Amo el cielo.
 
Nuria
 
 
 

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