sábado, 24 de marzo de 2012

Las partículas elementales

Podriamos imaginar que el pez, sacando de vez en cuando la cabeza del agua para boquear el aire, percibiera durante unos segundos un mundo aéreo, completamente distinto..., paradisíaco. Por supuesto, tendría que regresar enseguida a su universo de algas, donde los peces se devoran. Pero durante unos segundos habría intuido un mundo diferente, un mundo perfecto: el nuestro.



Michel Houellebecq. Las partículas elementales

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